Aunque en esta ciudad muchas personas han vuelto a conquistar las calles y los restaurantes, otras muchas siguen sin trabajo y sin garantías de salud. La muerte se sigue llevando en silencio —o en la abstracción de las cifras manipuladas que transmiten los medios— a tantas otras. El cempasúchil, o flor de muerto, floreció temprano este año y se convierte hoy en una especie de augurio. Aún así cabe recordar que «la vida es una ventana de vulnerabilidad, y parece un error cerrarla» [1].
La tradición occidental entendió la naturaleza en contraposición a los seres humanos. La primera, como pasiva y mecánica. Los segundos, como con intencionalidad y agencia. El conocimiento que se desarrolla desde las ciencias naturales es, así, la licencia para el dominio de la naturaleza. El papel activo del mundo natural y de todas las demás especies con las que cohabitamos se fue quedando fuera de las instituciones modernas y del saber general si bien otras nociones han sido resguardadas por otras formas del saber en dimensiones no científicas. Ahora esa división se ha dislocado.
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