Hay un fragmento del Popol wuj en el cual los objetos, junto con los animales, se rebelan contra unos seres antropomórficos a los cuales les reclaman su desconsideración con todo lo que hay en el mundo. «Parecían humanos», dice, pero «no tenían espíritu, no tenían pensamiento». Estos humanoides eran como marionetas manipuladas externamente. «Sus caras eran secas. Sus mejillas estaban secas. Parecían máscaras». Por esto los destruyeron. «Vino el jaguar masticador, que comió sus carnes […] Hablaron todas sus tinajas, sus comales, sus platos, sus ollas, su nixtamal […] Sus piedras de moler dijeron: “En nuestra cara ustedes molían todos los días”». Cuando estos seres intentaron huir, casas, árboles y cuervas les interrumpían el paso o los rechazaban.
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