ASTEROID CITY

El cine de Wes Anderson puede causar cierto desconcierto para algunas personas. Desde Rushmore (1998), la construcción de los personajes anunciaba ya uno de los aspectos que habrían de convertirse en parte del carácter de su obra. Se trata de una combinación sofisticada entre comedia y nostalgia que suele enfocarse en conflictos aparentemente simples experimentados por jóvenes, niñes o por adultos cuyas infancias siguen marcando sus búsquedas y frustraciones, como en el caso de The Royal Tenembaums (2001) y The Darjeeling Limited (2007) o, incluso, por otras especies a partir de las interrupciones producidas en sus entornos y sus hábitos (como en Fantastic Mr. Fox (2009) y en Isle of dogs (2018). No obstante, esos conflictos evidencian la validez y complejidad de lo que solemos pensar como trivial, donde las emociones, las experiencias y las relaciones se entretejen ampliando y enriqueciendo cada situación.

Algo que influye en la manera como se desarrollan las historias en las películas de Anderson es que nunca se trata de un protagonista individual en función del cual se desarrolla todo el drama o que le da sentido a los demás personajes o elementos que aparecen en escena, como en el clásico recorrido del héroe. Aunque por momentos nos enfoquemos en una experiencia particular, esta siempre resulta estar implicada en otras igualmente relevantes o enredadas. Así, todos los personajes –incluido los secundarios– son siempre elaborados y complejos. A estos personajes se suman los escenarios y los accesorios, con el uso de la simetría, la paleta de color en tonos quebrados y complementarios, los cuales tienen también un rol central. Se ha criticado en algunos momentos el riesgo de que la estética de las películas, sobre todo en las más recientes, opaque la historia, pero esto no sucede así si consideramos que no se trata ya de un paisaje cual telón de fondo sino de elementos que se integran al colectivo que construye la trama. Esta estrategia tiene el potencial de difuminar la frontera muchas veces impuesta en la manera en que contamos historias entre sujetos y objetos, cultura y naturaleza. Para ello Anderson retoma, de manera cada vez más evidente, elementos más propios del teatro que del cine. No busca ya conseguir cierto realismo o hacer pasar el fondo por algo natural o dado, sino que pone en evidencia su artefactualidad.

Esa tradición del teatro es recogida de manera más directa y clara en su última película y en la serie de cortometrajes recién estrenada, donde las secuencias de escenas no tienen cortes y la utilería es siempre obvia. Ambientada en la atmósfera de posguerra e inicios de la guerra fría en uno de los desiertos donde se llevaron a cabo pruebas nucleares (al centro del progreso científico) y de donde fueron surgiendo teorías militares conspirativas, Asteroid City (2023) aborda el proceso creativo de un dramaturgo y la manera en que los actores y actrices, con sus propias vidas, búsquedas y relaciones, así como los escenarios y props, forman parte de la construcción de la obra. Podemos pensar, me parece, en una especie de colectivo multi-tecno-especie que hace posibles múltiples historias y cuya localización (sus conexiones con lo que ha ocurrido donde se encuentran y la manera como se implican en su continua materialización) establece qué historias son posibles y cuáles no. Así, Asteroid City, juega con varias historias dentro de otras: la narración de un conductor de televisión, la búsqueda del dramaturgo y los actores, el ensayo de la obra y la obra final. Pero esta metaficción hace imposible separar las diferentes capas o elementos narrativos pues cada una de ellas depende de otra tanto en dirección de lo ficcional como hacia lo real. No existe pues ya separación entre esas esferas. La actuación misma de los actores –cuando son actores y cuando no lo son— nos recuerdan que la vida es siempre performativa. De esta manera, se abre una invitación a notar dicha performatividad, atendiendo a la experiencia sobre el significado (lo que hacen los personajes en esta película) y, a partir de ello, a abrirnos a nuevos/viejos e inesperados relacionamientos, incluso extra-terrestres.


Publicado en el anuario 2022 – 2023 de la Sociedad Fílmica Iximulew.

Editado por Pamela Guinea.

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