RECORDANDO

Eran casi las cinco de la tarde. Caminábamos en una calle vacía. El sol atrás de nosotros hacía que nuestras sombras alargadas estuvieran adelante. Las nubes, anaranjadas y violáceas hacían ver al cielo más profundo; más hermoso. El viento acumulaba poco a poco el polvo contra los muros desmoronados que el tiempo ha dorado y recortado en extraños dentículos. Otras sombras avanzaban hacia una puerta cuya madera estaba rajada y manchada por la humedad.

Tocaron la puerta… Salió una pequeña anciana y ellos entraron sin decirle nada. Seguimos caminando. El cielo tenía más tarde un tono más oscuro y las nubes estaban cada vez menos brillantes; nuestras sombras se desvanecían… La calle angosta y vacía se nos hacía cada vez más corta y estabamos ya cerca del lugar al que nos dirigíamos. A lo lejos pudimos ver la luna rodeada de nubes brillantes de tonalidades grises y violetas.

Llegamos cuando ya había entrado la noche. Tocamos esa gran puerta de madera y esperamos un rato. Nos abrió una mujer indígena. Vestía un hermoso corte de colores vivos, sus trenzas llegaban casi hasta su cintura, su voz era suave; nos dijo que pasáramos y que esperáramos un rato, que ya venía “el señor de la casa”. Nos sentamos en unos grandes sofás de extraños colores, en una sala llena de cuadros y lámparas de lágrimas de cristal antiguas. Llegó “el señor de la casa”, un anciano encorvado al que esperábamos con ansia porque queríamos conversar con él acerca de su pueblo, de historias de hace muchos años, de su enorme casa de paredes anchas y puertas viejas y altas y de su vida y todo aquello nos llamaba mucho la atención. Nos saludó y se sentó enfrente de nosotros. Le dijo a su sirvienta que nos trajera una taza de chocolate caliente, pues hacía frío. -Me recuerdan mi juventud- empezó diciendo, – siempre estuve solo y soñando; si, soñando con casarme un día con una bella dama y tener una familia. Pero no fue posible y poco a poco me fui dando cuenta como ese sueño se iba desvaneciendo -. Nos habló muy poco de ese hermoso lugar en que vivía pero lo poco que nos dijo se nos hacía cada vez más interesante, nos parecía que nos hablaba de otro lugar, de un lugar totalmente distinto de donde estábamos, pero lo único distinto era que nos hablaba de otro tiempo, talvez mejor que este.

Luego dijo: – lástima que mis padres murieron cuando yo era muy pequeño y no estuvieron conmigo cuando más los necesité.. Lástima que no tuve hermanos y que mi única hermana decidió huir un día que ya he olvidado. Era muy pequeño en ese entonces y cuando vine aquí con mi tía no entendía lo que pasaba. Cada vez que preguntaba por mis padres solo me decían: “no volverán más” -.. Nosotros nos quedamos en silencio. Luego nos vio diciendo: – fui pintor hace mucho, siempre me gustó serlo y pintaba bien pero mi vista se fue nublando con los años y no volví a tomar un lápiz y papel… No; nunca más… – Mientras se quitaba los anteojos con una mano con la otra limpiaba las lágrimas que de sus ojos brotaban lentamente y decía: – perdonen a este viejo, perdonen, pero me han recordado tiempos e ilusiones que se desvanecieron muy pronto; talvez demasiado pronto -.

Sin darnos cuenta se pasaron las horas y teníamos que irnos, nos despedimos algo tristes porque nos íbamos pero muy emocionados por todo lo que habíamos escuchado y aprendido de aquel anciano en esa noche.

Caminamos en la oscuridad de las tiendas cerradas, no había nadie más en la calle, reinaba un pesado silencio que producía la impresión de una ciudad abandonada. Las calle parecían más amplias, todos dormían bajo el peso de un cielo sin nubes.

Estoy de vuelta en mi hogar, me invade el sueño y trato de mantener mis ojos abiertos.

Todo calla y duerme… Ni gritos, ni pasos en esos caminos de una frescura y una sonoridad de claustro, donde los ladridos de los perros despiertan ecos múltiples y lejanos.

Al fin, el sueño consigue vencerme, sereno y suave en la hora más fresca de la media noche…

1997

*Imagen: «Creative Spotlight»,  Carlos SanMillán

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s